Algunos trastornos psicológicos incrementan el riesgo de sobrepeso y obesidad. Además, se ha demostrado que el tratamiento de estos padecimientos es más efectivo si se incluye terapia psicológica. Para prevenir y tratar el sobrepeso y la obesidad, la salud mental juega un rol muy importante.
Debido a la importancia de los aspectos psicológicos, la evaluación e intervenciones psicológicas se han convertido en parte integral del tratamiento multidisciplinario del sobrepeso y la obesidad. Los individuos con desordenes psicológicos (depresión, ansiedad o trastorno alimenticio) pueden tener más dificultad para controlar su consumo de comida, ejercicio y mantener un peso saludable (Collins, 2009).
Las personas con sobrepeso y obesidad se benefician de las intervenciones psicológicas, particularmente de las estrategias cognitivo-conductuales para incrementar la reducción de peso. Son muy útiles si se combinan con estrategias de dieta y ejercicio. Existe gran cantidad de evidencia que apoya esto (Shaw, 2005).
La comida frecuentemente es usada como un mecanismo de afrontamiento, en aquellos que tienen problemas de peso, particularmente cuando están ansiosos, estresados, solos o frustrados. Cuando se sienten angustiados, utilizan la comida para sentir alivio, y ese confort al comer resulta en una atenuación temporal de la angustia. La ganancia de peso que resulta por su falta de habilidad para controlar el estrés ocasiona molestia. La culpa por la ganancia de peso puede reactivar el ciclo, llevando a un patrón continuo de utilizar los alimentos para afrontar las emociones.
Otros factores de riesgo psicológicos incluyen los atracones, que se caracterizan por episodios recurrentes de comer cantidades de comida mayores a los que la población en general comería en el mismo periodo de tiempo (al menos 2 veces a la semana en un periodo de 6 meses). Una sensación de pérdida de control durante los episodios, y culpa y angustia después de los mismos. No se asocian con ninguna compensación como en el caso de la bulimia. La mayor parte de los que tienen este trastorno tienen sobrepeso (Guisado, 2001; Collins 2009).
La sociedad ve a la obesidad como algo negativo y tiende a creer que las personas obesas son débiles y desmotivadas. Los individuos obesos generalmente lo internalizan y se ponen en riesgo de desordenes de ansiedad y abuso de sustancias. Todo lo anterior resulta en baja autoestima y se sienten incómodos con su cuerpo.
La terapia cognitiva debe ser parte del programa de modificación del estilo de vida. En varios estudios ha demostrado disminuir hasta 10% de su peso inicial de los pacientes, con intervenciones de 1-1.5 horas a la semana por 6 meses.
La terapia cognitiva se ha convertido en un aspecto importante en el tratamiento de la obesidad, ya que influencia sentimientos y comportamientos. Esta terapia ayuda a modificar sus malos hábitos de alimentación e incorporar cambios en el estilo de vida para hacerlo saludable. Estas intervenciones incluyen técnicas del auto-monitoreo, manejo del estrés, control de estímulos, apoyo social, solución de problemas y restructuración cognitiva (Collins, 2009).
Las intervenciones psicológicas juegan un rol importante en lograr y mantener la pérdida de peso (Lo-presti, 2010).
Bibliografía
Collins JC, Bentz JE. Behavioral and psychological factors in obesity. The Journal of Lancaster General Hospital. 2009;4(4):124-127.
Guisado JA, Vaz JF. Aspectos clínicos del trastorno por atracón o “Binge Eating Disorder”. Rev Asoc Esp Neuropsiq. 2001;21(77):27-32.
Lo-presti R, Lai J, Hildebrandt T, Loeb KL. Psychological treatments for obesity in youth and adults. Mt Sinai J Med. 2010;77(5):472-487. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20960550
Shaw K, O’Rourke P, Del Mar C, Kenardy J. Psychological interventions for overweight or obesity. Cochrane Database Sys Rev. 2005;18(2). Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15846683.